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FÁTIMA NOS ESPERA

Queridos amigos y amigas

 

Un saludo fraterno a todos y cada uno de vosotros al concluir este año pastoral y el camino formativo hacia el ya inminente Congreso Internacional de María Auxiliadora 2024 en Fátima.

Precisamente en Fátima nos encontraremos reflexionando sobre el Sueño, sobre el origen de la misión de Don Bosco, que hoy es nuestra misión como Familia Salesiana, y sobre la mediación de María, Madre y Maestra, que nos precede y acompaña hacia Jesús y los jóvenes.

Nos hemos preparado este año, reflexionando sobre temas importantes: Vocación y Misión Oratoriana, Llamada a lo imposible, Misterio del Nombre, Fuerza de mansedumbre y bondad amorosa, que distinguen el estilo salesiano.


Y en estos días, mientras escribimos este editorial, la Palabra de Dios nos invita a retomar el tema de la misión con una imagen fuerte y significativa como la del "". Una imagen que nos ayuda a reinterpretar nuestra vida, nuestro servicio, las actividades en las que estamos implicados, poniéndolo todo en manos del Padre:

"El Reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo frto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a  punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega" (Mc 4,26-34) Dios ciertamente nos utiliza, nos hace partícipes de su plan de amor al hombre. Nos llama por nuestro nombre y con el nombre nos confía una misión, como le sucedió a Juan en el sueño: "nadie se da un nombre sino que lo recibe, yo no me llamo". En el nombre está escrita la vocación y en ella está incluido el método (no con golpes sino con mansedumbre y caridad), la misión/fin (ganar a estos amigos tuyos), el contenido (instrucción sobre el pecado y la virtud).

Pero Dios no nos deja solos. Sea cual sea la misión, Él sólo nos pide que "seamos" semillas y esparzamos semillas de su amor, seguros de que Él hará brotar y crecer su Reino. Es hermoso poner nuestra confianza en Dios Padre, es liberador sentirnos colaboradores y no protagonistas absolutos, es consolador saber que es la tierra la que espontáneamente produce su fruto.

También como ADMA podemos leer el año pastoral transcurrido y proyectar el nuevo a la luz de esta Palabra. Nuestro compromiso por los más débiles y por los jóvenes no ha sido ni será nunca en vano; nuestro compromiso educativo y formativo no ha sido ni será nunca perdido; nuestro deseo de dar a conocer a María no será defraudado, si nos reconocemos como simples agricultores y sometemos humildemente todas nuestras acciones a la voluntad del Padre, si aceptamos la misión que se nos da junto con el terreno en el que trabajar, si no tratamos de evaluar precipitadamente la cosecha y sabemos esperar el tiempo justo para que todo madure, sobre todo la maduración del corazón de cada joven que encontramos: hoy una pequeña semilla que mañana germinará y crecerá.

Mis mejores deseos a todos para un verano lleno de paz.

 

Don Gabriel Cruz Trejo,

SDB Animador Espiritual ADMA Valdocco.

Renato Valera,

Presidente ADMA Valdocco.

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